Dante Antonioli Delucchi
Turnitin® está de moda, los «reportes de originalidad» de este programa (software) de prevención de plagio han aparecido en diversos reportes periodísticos en el Perú y el mundo durante las últimas semanas. Si bien existen otros programas, Turnitin® es el más utilizado en el mundo académico y su uso se remonta a 1997. Más allá de su alcance, su cobertura y su utilidad, es muy importante que se entiendan algunos principios que son necesarios para su utilización. Además, el punto de partida está en aceptar que el plagio es delito y, como tal, debemos prevenirlo, con todas las herramientas que podamos usar.
«Crea, no copies»
Hay algunas reglas básicas que están ampliamente difundidas en las instituciones académicas y de investigación: quien presente un trabajo (de cualquier tipo, sea una tesis, una investigación, un artículo académico, etc.), debe respetar la propiedad intelectual, citar correctamente y ser original. Estas reglas no son recientes, en 2008, por ejemplo, a través de una campaña dirigida a todas las universidades del país, el INDECOPI, mediante la frase «Crea, no copies», advertía que el copy-paste era delito[1].
A pesar de las advertencias, el plagio está ampliamiente difundido. Debido al desarrollo acelerado de las herramientas tecnológicas, los servicios en línea y los repositorios de contenidos ilegales han inundado los espacios académicos y aunque hacer lo correcto no debería requerir de explicaciones, consideramos importante reiterar las siguientes recomendaciones:
- Respetemos la propiedad intelectual de otros (tal y como hacemos con un objeto material que es propiedad de un tercero), hacer lo contrario es robar (la propiedad intelectual) o cualquiera de sus sinónimos.
- Reconozcamos la autoría original; es decir citemos, cuando usemos un contenido que le pertenece a otro; y citemos correctamente, es decir, incluyendo toda la información pertinente.
- Investiguemos, desarrollemos contenidos propios, planteemos hipótesis y objetivos, saquemos conclusiones. Podemos usar como fuentes distintos contenidos, pero al elaborar un trabajo de cualquier tipo (ya sea por iniciativa propia o para cumplir un trámite), hemos asumido que se trata de una tarea personal y, como se mencionó antes, original.
- Mostremos un comportamiento ético. Y esto agrupa todo lo anterior. Si declaramos un trabajo como propio, pues debe serlo. No solo porque seguimos las reglas que nos han impuesto, sino porque somos honestos, respetamos a los demás y confíamos en que se valore (o evalúe) nuestro esfuerzo.
Plagio e intención de plagio
Cuando ocurre, es difícil establecer si existió voluntad de plagio, si este fue planeado, si se trató de un descuido, error u omisión, o si se trató de estudiantes, docentes o investigadores mediocres que no siguieron las reglas. Quien emprende una investigación que concluirá en una publicación, sabe perfectamente que si toma un contenido que es de otro y no lo cita o no hace la referencia correcta está cometiendo una falta (en realidad un delito), y esta tiene consecuencias de distinto tipo; estas van desde una amonestación o advertencia, la anulación del trabajo y su calificación, la expulsión del curso o la institución, la difusión del acto en la comunidad académica y hasta una denuncia penal (véase el Código Civil Peruano, artículos 219 y 220).
Seamos claros, en una institución donde existen reglas antiplagio, el principal responsable de la originalidad de un trabajo de investigación es quien lo realiza, no quien lo revisa (quien, por cierto, tiene otro tipo de responsabilidad si no lo detecta o si lo pasó por alto).
Similitud y plagio: dos cosas muy diferentes
Según lo anterior, debemos tener cuidado con algo que definiremos como “el momento de la detección”. En efecto, no es lo mismo ejecutar un proceso de detección de posible plagio en un trabajo de investigación que está en proceso de aprobación y/o presentación que detectar el plagio cuando dicho trabajo ya fue publicado. El momento importa y mucho, pues cuando se trata de prevención del plagio, la institución que detecta similitudes (tal como las define Turnitin®[2]) puede, como hemos dicho, advertir al investigador o estudiante de dichos hallazgos y esperar su respuesta y sus correcciones.
Un caso muy distinto ocurre cuando el plagio se detecta después de que el trabajo de investigación fue aprobado y/o publicado. La institución se enfrentará a distintos problemas, como reconocer errores en sus procesos de asesoría y revisión, amonestación o sanción a las personas a cargo de estos procesos y serios problemas reputacionales.
Existen otras herramientas para prevenir y evitar el plagio. Los softwares existentes reducen las tareas y tiempos de revisión; otras herramientas, como los flujogramas[3] diseñados por el Comité de Ética para las Publicaciones (COPE por sus siglas en inglés), sirven para tomar decisiones sobre distintos tipos de supuesto plagio o plagio en las investigaciones que se someten a evaluación para ser publicadas y también deberían utilizarse en nuestras instituciones.
A pesar de todas las recomendaciones, explicaciones, advertencias y sanciones, así como de la cobertura mediática antes mencionada, el plagio subsiste y se fortalece más y más; por ello, necesitamos involucrar a toda la comunidad para implementar campañas de concienciación, respeto a las normas éticas y defensa de la propiedad intelectual. Esto es impostergable.
[1] En una entrega anterior (El plagio: Uso indebido de los contenidos de otros) definimos el copy-paste, considerado como el tipo de plagio más común.
[2] Correa, María Belén. (2020). Plagio vs similitud Aprende a interpretar el Reporte de Similitud de Turnitin. https://www.youtube.com/watch?v=6cOt6n5B3Qo
[3] Committee on Publications Ethics (COPE). (2022). COPE flowcharts. https://doi.org/10.24318/cope.2019.2.26